22 mar 2016

Atentados en Bruselas. Bienvenidas, cretinismo y consecuencias.


Cuando escribo estas líneas, hay ya al menos trece muertos como consecuencia de las últimas muestras de multiculturalismo en el aeropuerto y el metro de Bruselas. Suponemos que a estas horas, todos los medios de comunicación están movilizando a sus retenes de tertulianos, marisabidillas, expertos en todo y palanganeros para que repitan los mantras previstos para estos casos y convencernos de que los atentados son obra de una minoría descontrolada y de que no hay que culpabilizar a la marabunta islámica en general. Que los moros, como todo el mundo sabe, son unos tíos supersimpáticos y respetuosos con el resto de culturas. Lo ha dicho hasta el Papa. Una religión de paz y tal.  

Y, por supuesto, que la avalancha de "refugiados" no tiene nada que ver, faltaría más. Como tampoco tuvieron nada que ver en las violaciones masivas de hace unos meses. Ni en los saqueos y agresiones y demás muestras de tolerancia.
Pero lo que más tranquiliza es que ya se está produciendo una reacción en las redes sociales que está poniendo contra las cuerdas a la expansión islámica desmoralizando seriamente a los cientos de comandos yihadistas de las ciudades europeas. Y es que miles de papanatas en todo el mundo cibernético están poniendo la bandera belga en sus perfiles y avatares. Algunas hasta con crespón negro y todo. 
Los más exaltados de estos activistas de teclado han llegado a quitar el reglamentario cartelito giliprogre de "Refugees welcome" para sustituirlo por los colores de Bélgica,  
Como consecuencia de esta enérgica reacción, se espera que una avalancha de imanes, mulás yihadistas y "lobos solitarios" se entregue con bombas y bagajes en las comisarías y cuartelillos de toda la Unión Europea.
Los terroristas temen que se sigan movilizando todos los gilipollas. Saben muy bien que a gilipollas no nos gana nadie.

J.L. Antonaya


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